Puerto Rico Negrxs:
más allá del artefacto
más allá del artefacto
Ash M. Ramírez-Montes
La exhibición Puerto Rico Negrx, curada por María Elena Ortiz y Marina Reyes Franco, ha ocupado las cuatro salas del Museo de Arte Contemporáneo desde el 20 de octubre de 2023, continuando su muestra hasta septiembre del 2024. Incluye unos 38 artistas afrodescendientes, entre ellos nombres como Awilda Sterling-Duprey, William Villalongo y Rogelio Báez Vega, así como colectivos como el Hasta ´Bajo Project y Las Nietas de Nonó.
Este proyecto nació como respuesta a la polémica reciente acerca del concepto de la representación y la falta de diálogo en torno a la afrodescendencia en nuestra isla, particularmente en el mundo de las artes. Mientras que en muchos espacios la negritud sigue siendo un tema empapado de estigma y tabú, en Puerto Rico se niega por completo con eufemismos y la narrativa de las tres razas. Esta exposición adopta un enfoque muy distintivo, al invitar a sus visitantes a centrarse en las voces afrocaribeñas por medio del arte. Además, refuerza este diálogo con la audiencia desde el título de la muestra. Hablar de esta exposición es reconocer la realidad de un Puerto Rico negrx, algo que para muchos es inaudito o está ligado a ideales anticuados de un pasado colonial que limita la negritud a la esclavitud y a lo “primitivo”. Las curadoras proveen una plataforma donde las voces y experiencias de estxs artistas son escuchadas, celebradas y honradas. Por ende, la exhibición es sumamente expansiva y dinámica, tocando diferentes medios como la pintura, la fotografía, el videoarte, la instalación y el performance. Asimismo, se exploran diversos temas atados a la negritud, tales como la espiritualidad, la identidad, la soberanía alimentaria, el desplazamiento, prácticas culturales como el reguetón y la pesca de jueyes.
Javier Cardona, You Don’t Look Like..., 1996-2003. Serie fotográfica del performance.
Mi experiencia en esta exposición fue increíblemente positiva, ya que sentí que era un espacio curado para comunicar estos temas de manera accesible y agradable para los visitantes del museo. Las curadoras implementaron diversas medidas de accesibilidad para aquellos visitantes que experimentamos algún tipo de diversidad funcional, ofreciendo opciones de audioguías y ayudas táctiles para personas invidentes. De igual manera, la información disponible sobre cada pieza fue maravillosa, proporcionando el contexto necesario para comprender muchas de las obras más conceptuales.
Dicho esto, hay una línea muy fina entre la accesibilidad y el subestimar a la audiencia, ya que, a pesar de la abundancia de información, la estructura resultó insuficiente. Las obras, por hermosas y fascinantes que sean, exploran temas y simbolismos que pueden resultar ajenos al público simplemente porque parten de una comunidad que se nutren de una tradición oral e idiosincrasia la cual en la isla se le ha negado foro o no se le ha documentado con el cuidado y respeto que merece. Aunque utilizaron recursos para explicar esto, la cantidad de información rápidamente se volvió abrumadora. La mayoría de esta información podría haberse organizado mejor, dividiendo la exhibición en temas más específicos y utilizando herramientas curatoriales para comunicar la información de manera efectiva, sin imponer una interpretación “correcta” a cada pieza. Esto abriría la posibilidad de un análisis más individual por parte del espectador.
No obstante, dejando a un lado las críticas estructurales, consideré que era una exposición impresionante, con un conjunto de obras y artistas de suma importancia. Es increíble que una exposición como esta haya tardado tanto en surgir, considerando la importancia del mensaje que transmite. En múltiples ocasiones durante la exposición, me encontré profundamente conmovido por las discusiones que se llevaban a cabo. Por ejemplo, con las fotografías del Hasta ´Bajo Project, me encontré sonriendo de oreja a oreja mientras las observaba como si los momentos hubiesen sido tomados este mismo fin de semana entre mis propios amigos. Es increíble pensar cuántos hombres, mujeres y niñes negrxs que nunca se han visto representados en un museo más allá que un espectáculo o que su arte sea reducido a artefactos. Por ende, desde mi perspectiva, este es el poder que tiene esta exhibición para muchas personas. Creo que Ortiz y Franco, junto con el MAC, realizaron un trabajo maravilloso y crearon una representación auténtica y verdaderamente abarcadora de toda la complejidad, el sentido de pertenencia, la violencia y la ternura ligados a la experiencia negra de esta isla y del Caribe en su conjunto. No podría recomendar más esta exposición.